Hola de nuevo… Hace mucho que no venía por aquí. Hace mucho que perdí la ilusión por todo aquello que me apasionaba como escribir, publicar recetas, tips (un poco sui generis, todo hay que decirlo) sobre cuidado de la piel y maquillaje. Yo era de las que le ponías un teclado y mis dedos volaban y las ideas me salían solas.
Pero un día esa ilusión, esa chispa se fue. La apatía y un entorno -que sin saberlo yo- me iba ahogando. No pienses mal tengo un techo y comida, ropa. Y te preguntarás: y de qué te quejas? Si lo tienes todo. Todo no: faltaba lo más importante: nadie tiene el derecho -ni siquiera tus más cercanos- a hacerte sentir un bicho raro. Y no lo soy: sólo alguien sensible.
Si has seguido leyendo hasta este párrafo, felicidades. Que quieres que te diga escribir un post tan largo no está de moda, pero me gusta escribir y, te guste o no, he venido para quedarme.
Vuelvo al hilo -que me despisto- Sin ser consciente, he estado en una niebla que me hacía ver borroso, y me ahogaba. Hace 3 años, empeoró. La pandemia, pensarás. La pandemia me empujó, sí, pero lo que me hizo entrar en una oscuridad emocional fue que mi madre murió (y sí lo digo a lo bestia porque esto es como una tirita y hay que soltarla de golpe).
Y ahí estaba yo: me creí una sufrida heroína. De esas que llevan el peso de su mundo. En mi caso, mi mundo son mis gatos (8 por aquel entonces), mi tortuga, el canario, mi padre, llevar toda la casa -desde la limpieza, la compra, cocinar, etc.- hasta llevarme a mí misma -que no es fácil cuando intentas controlar tu tiroides y descubres tus nuevas alergias alimentarias-.
Y ahí estaba yo: sin poder levantarme cada mañana, pero obligándome a ello. Porque tenía que hacerlo, porque nadie más iba a hacerlo. Yo podía con todo, verdad? No era la sufrida heroína? Ni de lejos, bonita.
Si todavía sigues por aquí, te preguntarás? No había nadie más? No había família? Soy hija única, mi padre es hipocondríaco y aprovechó la situación (que sí, lo sé, dolor había, pero no era el único) para mirarse el ombligo.
Del resto de família: ellos no preguntaron, yo no dije (si no haces algo después no puedes quejarte: asumo mi parte responsable).
Y aquí estoy yo. Respirando, por fin, un poco (tirando a bastante). En serio, si todavía me estás leyendo te felicito. A lo que iba, te preguntarás: qué ha cambiado? Hace poco me topé con personas maravillosas. De esas personas que no te cortan las alas, sinó que te dicen: qué vas a hacer para volar? El cielo es el único límite 😉
Y aquí estoy yo. Desgranando una historia: una parte chiquitina de mi historia, pero que tiene que quedarse: porque yo voy a la cima y esta mochila pesa y tiene que quedarse. Hay más, por supuesto. Y se irán? Sí, pasito a pasito, y paso a paso se irán. Por si no te has dado cuenta, soy bastante cabezota.
Estas ideas surgieron durante la madrugada y las escribí, pero como diría alguien a quién acabo de conocer: la mente corrige. Y mi post se esfumó. Me gustaba como había quedado, así sin pulir, con faltas y frases caóticas. Éste irá igual. Yo, que antes de publicar un post lo revisaba 1000 veces porque nunca estaba bien. Esta mochila se suma a la que se ha quedado atrás.
Y aquí estaré yo: desgranando y dejando atrás otro miedo más. Porque hoy, salgo un poco de mi zona de confort. Hoy voy a hablar con un grupo de personas en un taller que he organizado.
Y aquí estoy yo: preparando mis alas para volar. Si has llegado hasta el final. Gracias. Si te ha resonado algo de lo que he dicho o quieres aportar algo bueno para tí y para mí. No te cortes: escríbeme.
PD: MIL GRACIAS POR SER COMO SOYS CHICAS SKY